En el sentido estricto, cuando se refiere a la sociedad, se hace referencia a un conjunto de personas que poseen una misma cultura y tradiciones, y se ubican en un espacio y tiempo determinados, todo hombre está inmerso en la sociedad que lo rodea, la cual influye en su formación como persona. La sociedad humana surgió como una solución para satisfacer las necesidades del hombre, a través de la ayuda mutua; es por ello, que a través de la sociedad, el hombre puede educarse, conseguir empleo, y formar una familia, entre otras miles de posibilidades. Antiguamente, en la prehistoria, la sociedad estaba organizada jerárquicamente, y la movilidad social era inconcebible, es decir, que si una persona nacía en un rango muy bajo de la sociedad, jamás se movería de ese rango; el progreso estaba negado. Posteriormente, los griegos, en Atenas, comenzaron a desprenderse de aquél absolutismo, dando origen a la democracia, una democracia en la cual sólo tenían participación los considerados ciudadanos atenienses.
En otro orden de ideas, se entiende por conocimiento
los hechos o datos de información adquiridos por una persona a través de la
experiencia o la educación, la comprensión teórica o práctica de un tema u
objeto de la realidad. En otro sentido más amplio del término, se trata de la
posesión de múltiples datos interrelacionados que, al ser tomados por sí solos,
poseen un menor valor cualitativo. Para el filósofo griego Platón, el
conocimiento es aquello necesariamente verdadero (episteme). En cambio,
la creencia y la opinión ignoran la realidad de las cosas,
por lo que forman parte del ámbito de lo probable y de lo aparente. Es
importante señalar que el conocimiento tiene su origen en la percepción
sensorial, después llega al entendimiento y concluye finalmente en
la razón. Se dice que el conocimiento es una relación entre
un sujeto y un objeto.
Por su parte, Robert Lane (1966, cit. por Suárez,
2009) define la sociedad del conocimiento como “aquella en la que sus miembros
reflexionan y discuten respecto a sus creencias sobre el hombre, la naturaleza
y la sociedad, que está guiada por estándares objetivos de verdad, que destina
un apoyo considerable a este objetivo, que almacena, organiza e interpreta su
conocimiento de manera constante y que lo emplea, tanto para iluminar e incluso
modificar sus valores y metas, como para alcanzarlas”. Se mencionan algunas de
las características según (Silvio 2.002).
Cabe señalar que la información es un conjunto de
datos organizados, estructurados o configurados, que esperan ser utilizados o
manipulados por las personas que tienen las habilidades cognitivas o motrices
para hacerlo. Se puede interpretar la sociedad de la información como un estado
previo a la construcción de la sociedad del conocimiento, cuyo aspecto
fundamental se basa en que la utilización y aplicación de las TIC en la mayor
parte de las actividades humanas, lo que es fundamento para el posterior
desarrollo de la sociedad del conocimiento, que implica un cambio cualitativo
en el uso y aplicación en el empleo y aplicación de la información para la
generación de nuevos conocimientos, cambio fundamentado en la educación y en el
aprendizaje. Silvio (2000).
Cabe destacar que, en la última década, "sociedad
de la información" es sin duda la expresión que se ha consagrado como el
término hegemónico, no porque exprese necesariamente una claridad teórica, sino
gracias al bautizo que recibió, en las políticas oficiales de los países más
desarrollados y la coronación que significó tener una Cumbre Mundial dedicada
en su honor. Los antecedentes del término, sin embargo, datan de décadas
anteriores. En 1973, el sociólogo estadounidense Daniel Bell introdujo la
noción de la «sociedad de información» en su libro El advenimiento de la
sociedad post-industrial, donde formula que el eje principal de ésta será el
conocimiento teórico y advierte que los servicios basados en el conocimiento
habrían de convertirse en la estructura central de la nueva economía y de una
sociedad apuntalada en la información, donde las ideologías resultarían
sobrando. En este contexto, el concepto de "sociedad de la
información", como construcción política e ideológica, se ha desarrollado
de la mano de la globalización neoliberal, cuya principal meta ha sido acelerar
la instauración de un mercado mundial abierto y "autoregulado".
Política que ha contado con la estrecha colaboración de organismos
multilaterales como la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, para que los países débiles
abandonen las regulaciones nacionales o medidas proteccionistas que
"desalentarían" la inversión; todo ello con el conocido resultado de
la escandalosa profundización de las brechas entre ricos y pobres en el mundo.
En este contexto, si bien las tecnologías de la
comunicación han sido un factor clave en la aceleración de la globalización
económica, su imagen pública está más asociada a aspectos más
"amigables" de la globalización, como Internet, telefonía celular e
internacional, TV por satélite, etc. Así, la sociedad de la información ha
asumido la función de "embajadora de buena voluntad" de la
globalización, cuyos "beneficios" podrían estar al alcance de
todos/as, si solamente si pudiera estrechar la "brecha digital".
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